El pronóstico no era el mejor. Si bien marcaba viento casi nulo, también anunciaba día nublado y lluvias intermitentes. Pero como buenos buzos que somos, no tuvimos miedo a la posibilidad de mojarnos. Y nos dimos cita en el Club de Motonáutica temprano para una nueva excursión de buceo.
La ocasión era especial: compartíamos el día con los buzos de la Hermandad de los Escualos, en el último día en que podían quedarse en nuestra ciudad. Y después de una breve deliberación sobre dónde buscar mejor visibilidad (el mar no estaba demasiado claro, lamentablemente) y tras alistar equipos y tripulantes, partimos rumbo al veril.
El mar estaba óptimo para navegar. Con un promedio de velocidad de treinta nudos, nos acercábamos muy rápido al punto de buceo, cuando en la proa de la Escualo III, sobre nuestro rumbo, vimos una ballena levantar la cola y golpear el agua dejando un manto de espuma alrededor. Y volvió a repetirlo una y otra vez mientras nos acercábamos, jugando un juego que sólo ella entendía pero que nos dejó maravillados. Y siguió haciéndolo hasta cuando estábamos casi a su lado. Entonces se asomó, mostró todo su lomo, resopló despidiéndose y se alejó continuando su camino.
En el punto de buceo, mientras Pancho quedaba en superficie para auxilio de los buceadores, armamos las parejas y bajamos a bucear. La visibilidad no era la mejor; tres metros a lo sumo, poco para el lugar elegido. Eso hizo que fuera difícil encontrar el veril; sólo algunos afortunados pudieron hallarlo y observar a los meros y sargos que se refugiaban en sus cuevas. Los demás disfrutamos del paisaje de erizos, estrellas de mar, turquitos, antenitas y mejillones que poblaban el suelo de piedras y recovecos.
La vuelta fue veloz: en media hora estábamos en la marina. Con el sol calentándonos de a poco y el mar más calmado que nunca, entramos en formación pegados a la Escollera Sur, que no tenía ni atisbo de rompiente. Y mientras desarmábamos nuestro equipo y guardábamos la embarcación, nos despedimos de nuestros amigos de Bahía Blanca, con una foto de recuerdo, firma de bitácoras y la promesa de un pronto reencuentro para nuevos buceos y aventuras.

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RicardoINFORMACION DE BUCEOINICIONUESTRO CLUBEl pronóstico no era el mejor. Si bien marcaba viento casi nulo, también anunciaba día nublado y lluvias intermitentes. Pero como buenos buzos que somos, no tuvimos miedo a la posibilidad de mojarnos. Y nos dimos cita en el Club de Motonáutica temprano para una nueva excursión de buceo. La...C.A.S.E.